El verdadero dilema: ¿qué mensaje estás enviando?
Hace unos días, Banco Santander México lanzó un comercial creado íntegramente con Inteligencia Artificial para promover su producto “Santander Pymes”. El spot cierra con esta frase:
“Santander Pymes está contigo. Cada día más sencillo, más disponible y más integrado. Con una solución pensada para cada tipo de negocio y un equipo especializado que resuelve todas tus necesidades en un solo lugar.”
El mensaje busca cercanía, apoyo, confianza. Pero su forma de producción dice algo muy distinto: no hubo ni director, ni fotógrafo, ni actores, ni técnicos, ni locaciones, ni proveedores… solo algoritmos.
Aquí el spot Spot : Estamos con tu PYME
La AMC (Asociación Mexicana de Cinefotografía) reaccionó con contundencia, y no por estar en contra de la IA, sino por la incoherencia del mensaje. Y esa es precisamente la discusión que queremos abrir desde Ecuador.
Aquí la noticia El Universal AMC se pronuncia sobre spot Santander México
No se trata de la tecnología
En Levector creemos en la innovación. Usamos IA para procesos internos, exploración visual y eficiencia creativa. Sabemos que esta herramienta llegó para quedarse. Pero también sabemos esto:
“El verdadero problema está en el mensaje que se transmite. Decir que apoyas a las pymes mientras lanzas un spot que representa una amenaza directa para quienes construyen esta industria es una contradicción.”
No se trata de rechazar la IA. Se trata de reconocer que detrás de cada producción hay una industria real, frágil, muchas veces precarizada, que ahora se siente ignorada y reemplazada por una promesa de eficiencia.
Y eso duele. Porque no es solo una técnica la que se omite. Es una cadena de talento, experiencia, cultura y humanidad la que queda fuera.
¿Qué está en juego?
El mensaje real que llega al consumidor: Si dices que apoyas al pequeño, ¿por qué no lo haces en tu propia ejecución?
La sostenibilidad del ecosistema creativo: Cada producción activa empleos, mueve pymes, conecta comunidades.
La empatía como valor: Las marcas no pueden permitirse comunicar sin entender el contexto emocional y profesional de quienes reciben ese mensaje.
La IA no es enemiga
Es poderosa, útil y fascinante. Pero, como toda herramienta, requiere criterio. Y sobre todo: coherencia.
Usarla sin considerar el impacto que genera en una industria que viene luchando por visibilidad, respeto y reconocimiento, no es innovación: es desconexión.
Muchas marcas se suben a la ola de la IA como antes lo hicieron con la “inclusividad” o el “woke marketing”. Pero si ese viaje no parte de una convicción real, sino solo de una tendencia, el mensaje se diluye. O peor: se contradice.
En Ecuador también necesitamos hacernos estas preguntas. Porque si hablamos de apoyar a los emprendedores, a las pymes, al talento local… empecemos por incluirlos en nuestras propias decisiones de producción.
La forma también comunica. Y hoy más que nunca, necesitamos comunicar con empatía, visión y verdad.