Cambiamos constantemente. La persona que fuimos el primer día de nuestro primer trabajo no es la misma que somos hoy, ni siquiera somos los mismos que éramos el día de ayer. Crecemos, aprendemos, evolucionamos, conocemos personas en el camino, nos equivocamos, elegimos un camino u otro, acertamos; tomamos decisiones que nos cambian de vida y muchas veces de lugar. Así fue como me pasó a mí. Hoy, he regresado a Levector, pero ahora como Co- Directora de Producción Ejecutiva.

Cuando entré por primera vez a Levector con 20 años de edad llegué con ganas de comerme el mundo y con una meta fija, ser productora ejecutiva. Me dispuse a absorber todo el conocimiento necesario de los que me rodeaban, aprendí el oficio hasta hacerlo mío y un par de años después de demostrar al equipo, pero sobre todo a mí misma que estaba preparada logré convertirme en una de las personas más jóvenes en obtener ese cargo. Lo que pasó luego fluyó de manera natural. Logré ganar más experiencia, manejar clientes y todo tipo de proyectos que aportaron a mi crecimiento profesional.

9 años después y con toda la experiencia adquirida en la vida e incluso en otros grandes espacios profesionales me llevaron a querer alcanzar más y a expandir mis metas, metas que al día de hoy, se alinean con la visión de negocio que tiene Levector. Con mi regreso busco principalmente no quedarme nunca quieta.

Me he puesto el reto de sacudir el lugar aportando al equipo con nuevos procesos y nuevas ideas. He vuelto con las mismas ganas de comerme el mundo, pero ahora siendo una profesional mucho más preparada.

Hoy vuelvo a la que fue mi primera casa, demostrando que regresar no es retroceder, al contrario, regresar es darme la oportunidad seguir cumpliendo metas junto a un proyecto que una vez empecé, pero ahora con más herramientas personales y profesionales para hacerlo crecer aún más.